Un tesoro de brillo y glamour espera en una exclusiva franja costera de dos millas a lo largo del mar Mediterráneo. Grandes apostadores, atletas profesionales y estrellas internacionales acuden en masa a Mónaco. Aunque rebosante de autos deportivos lujosos, apartamentos exclusivos, superyates y entretenimiento sin límites, este promontorio rocoso no carece de cultura ni de historia. La familia soberana se asegura de que el distinguido legado del principado se conserve y se valore. Y su opulencia desbordante está a la altura de su encanto.
El recién diseñado Yacht Club de Monaco, obra de Foster + Partners, contrasta fuertemente con el monumental edificio barroco que alberga el Museo Oceanográfico de Mónaco. El Nouveau Musée National de Monaco, que presenta lo último en arte contemporáneo, es el polo opuesto del Palacio del Príncipe de Mónaco, que data del siglo XII. Sin embargo, todo convive en armonía dentro de doscientas hectáreas de tierra.
La lista de visitantes habituales de Mónaco parece el elenco de la fiesta privada definitiva: Charles Leclerc, Grace Kelly, Sir Roger Moore, Tyra Banks, Frank Sinatra, Rudolf Nureyev, Bjorn Borg y Ringo Starr, por nombrar solo algunos. Ya sea por las competiciones de primer nivel (Gran Premio de Mónaco, Rolex Monte-Carlo Masters), los eventos imperdibles (Ballets de Monte-Carlo, Día Nacional de Mónaco), las icónicas propiedades de la Société des Bains de Mer (Casino de Monte Carlo, Hôtel de Paris Monte-Carlo, Monte-Carlo Beach) o los restaurantes con estrellas Michelin (Le Louis XV, Rampoldi, Pavyllon Monte-Carlo), las celebridades del mundo siguen regresando una y otra vez.
Con imágenes exclusivas de los archivos del palacio y un prólogo del Príncipe Alberto II de Mónaco, Monte Carlo ofrece a los lectores un asiento en primera fila con acceso VIP a la joya de la Riviera Francesa.